Madrid, julio, 1958. Cuatro personas fueron terriblemente asesinadas en tres días. Las muertes habían sido ejecutadas de una forma premeditada y fría. Era un hecho sorprendente y amenazador. La pieza suelta del cerebro de un hombre se había roto definitivamente convirtiéndole en un peligro público. Nadie podría sentirse a salvo mientras José María Jarabo estuviera en libertad.
El Asesino Psicópata (José María Jarabo)
"No sé si soy un psicópata o no. Ni me importa. Lo único que sé es que soy el autor de cuatro muertes: dos quizás un poco más justificadas, aunque, en realidad, ninguna puede serlo"